Perros zurdos y diestros: la ciencia detrás de la pata dominante

Al igual que los humanos, los perros también tienen una ‘mano buena’ o, mejor dicho, una pata preferente. Tres de cada cuatro perros muestran una lateralidad clara y son diestros o son zurdos. Esto puede parecer un detalle anecdótico, casi una curiosidad para contar en el parque, pero la ciencia ha demostrado que esa preferencia dice mucho más de lo que parece. Desde su manera de aprender hasta la forma de gestionar emociones como el miedo o la euforia, la pata dominante se ha convertido en una ventana al temperamento canino.

En 2022, investigadores de la Universidad de Lincoln ya revelaron que la lateralidad de los perros puede estar influida por la de sus titulares, de manera que las personas zurdas tenían más probabilidades de convivir con perros que preferían la pata izquierda, y lo mismo ocurría con los diestros. Aquello apuntaba a un fenómeno de aprendizaje social donde los animales se fijan en nuestros gestos y, en cierto modo, imitan nuestra manera de actuar, como si buscaran esa coordinación invisible que facilita la convivencia.

La Real Sociedad Canina de España (RSCE) ha retomado ahora el tema con una campaña divulgativa que subraya hasta qué punto conocer ‘de qué pata cojea’ nuestro perro puede ayudarnos a comprenderlo mejor.

El cerebro detrás de la pata

La lateralidad no surge por azar, sino que cada hemisferio del cerebro controla el lado opuesto del cuerpo y, además, gestiona diferentes funciones. El hemisferio izquierdo, asociado a la pata derecha, procesa rutinas, lógica y emociones positivas. El hemisferio derecho, que gobierna la pata izquierda, se encarga de la orientación espacial, las reacciones de alerta y las emociones más intensas.

Esto explica por qué los perros diestros suelen mostrarse más resolutivos, seguros en entornos familiares y capaces de mantener la concentración en tareas largas. Muchos de los seleccionados para labores de asistencia, guía o terapia cumplen ese perfil. En cambio, los zurdos tienden a ser más sensibles y emocionales, con una reactividad mayor ante estímulos inesperados como fuegos artificiales o tormentas, pero también con una notable intuición para conectar con el estado de ánimo de sus tutores.

Cómo saber si un perro es zurdo o diestro

Descubrirlo no requiere un laboratorio, sino paciencia. Los test caseros son sencillos, pero deben repetirse muchas veces para obtener un resultado fiable. Uno de los más usados es ofrecerle un juguete interactivo tipo Kong y observar con qué pata lo estabiliza. Otro consiste en anotar qué pata mueve primero al levantarse tras estar tumbado, o con cuál intenta alcanzar una golosina colocada bajo un mueble.

La clave es la repetición y deben realizarse al menos 50 intentos en diferentes momentos del día. Si en dos de cada tres ocasiones utiliza la misma extremidad, ahí está su pata dominante. “No es un juego de etiquetas, sino de comprensión”, recuerda José Miguel Doval, presidente de la RSCE. “Un perro zurdo puede necesitar más refuerzo positivo, mientras que un diestro disfrutará de actividades de precisión como la obediencia o el agility”.

¿Influye en la convivencia?

Todo apunta a que sí. Igual que convivir con un zurdo humano puede obligar a reorganizar rutinas, conocer la lateralidad de nuestro perro permite ajustar pequeñas cosas. En deportes caninos, entrenamientos básicos o incluso al pasear con correa, la pata dominante puede marcar diferencias en la rapidez con la que aprende un truco o en cómo se siente más cómodo respondiendo a nuestras órdenes.

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