La inteligencia artificial (IA) no solo está relacionada con la tecnología y con los sectores productivos y centros de producción. Su aplicación puede llegar mucho más allá y abarcar más campos de actividad como es el caso de la energía. Un segmento en el que la IA tiene mucho que decir y es de gran utilidad y no solo para saber cuánta energía se consume. Su función va mucho más allá.
“Podemos optimizar nuestra generación, podemos poner en relación el consumo con la generación, podemos saber cuándo tenemos que generar, cuánto tenemos que consumir y todo esto de una manera más eficiente, más inteligente de lo que se venía haciendo hasta ahora. La energía tendrá que ser tecnológica o, si no, no será“, afirma Pedro Machín, presidente del Cluster de la Energía de Aragón (Clenar), durante la jornada celebrada en Zaragoza, en colaboración con Amazon Web Services (AWS), con el fin de abordar la aplicación de la IA al sector de la energía.
Estas son solo algunas de las ventajas que se han puesto de manifiesto en este encuentro en el que se ha incidido en que, para sacar partido a la IA, es preciso coordinar el transporte y la generación. “La inteligencia artificial nos puede ayudar”, añade Machín, quien incide en que “gracias a la IA vamos a ser capaces de transportar, consumir y generar electricidad de una manera mucho más eficiente“. Y eso no es todo porque también la IA puede ayudar a evitar apagones como el sucedido a finales del mes de abril de este año y que afectó a toda España.
En estas ventajas trabajan diferentes empresas y entidades en Aragón como es el caso del CIRCE, que está inmersa en varios proyectos o quizá mejor, como dice Andrés Llombart, director general de este centro tecnológico, con sede en Zaragoza, “no se trata de en qué proyecto estás. La pregunta es en qué no vas a estar. La respuesta es absolutamente en todo” porque, “en estos momentos cuando necesitamos predecir qué va a pasar dentro de cuatro años, se necesita analizar el clima en cuanto al viento, si van evolucionar las temperaturas… para poder estimar demandas”.
Todas esas cosas -añade Llombart-, eran “impensables” hasta hace unos años porque “eran modelos sencillos que fallaban absolutamente por todas partes. El grado de confianza era muy bajo en cuanto a resultados. En estos momentos, gracias a la inteligencia artificial, se está pudiendo prever con muchísima más precisión este tipo de cosas y, por tanto, se puede planificar, se puede controlar. No me imagino un pequeño rincón de la energía donde la inteligencia artificial no esté ayudando a que todo se haga como hay que hacerlo”.
La aplicación de la IA en la energía tiene aún más aplicaciones. Por ejemplo, en el caso de la electricidad, es posible realizar una estimación de la demanda y, al planificar, saber qué energía va a pasar por cada una de las líneas. En este sentido, Llombart ha explicado que “uno de los proyectos principales es, precisamente, tener esos modelos de la red eléctrica que te permitan planificar con precisión”.
Una precisión que es clave. “Pensad que si nos equivocamos en poner una antena aquí o allá, la influencia en los móviles o la cobertura puede ser una u otra. Como te equivoques en poner una línea de 300 megas o de 400 megas, quitarla es casi tan caro como ponerla”, añade el director general del CIRCE.
Por eso, según qué tipo de inversiones, como las milmillonarias de los centros de datos que precisan de conectividad y que no son fácilmente reubicables, “los cálculos iniciales o la prudencia que tienes que tener en el momento de decidir por esa inversión tiene que ser mucho mayor”.
De este modo, desde el CIRCE se está poniendo especial foco en esta parte de las predicciones de demanda y planificación de la red porque “además, cuando dicen planificación al año 2030, pensad que toda la instalación de los centros de datos, estamos hablando de diez años, y la planificación de la red de momento la dan a cinco años. En el 30 seguirá evolucionando y, probablemente, de aquí a 2030 cambie” porque puede haber conexiones que se caigan y lleguen otras de manos de fondos de inversión o nuevos actores que quieren entrar en el sistema.
“Este dinamismo obliga en todos los modelos técnicos a afinar lo máximo posible”, incide Llombart, quien señala que trabajan para las redes y en la tecnología del futuro para que sean más baratas, lleven más potencia, tengan más control y seguridad. “No hace falta hablar de que pueda haber un apagón. Para que no haya un apagón, tiene que estar todo coordinado”.
De hecho, “en el sistema eléctrico -incide-, nos la jugamos al milisegundo, no jugamos a segundos. En un segundo, ha pasado una barbaridad de tiempo desde el punto de vista de la estabilidad”. De esta manera, y desde esta óptica, “los modelos tienen que ser muy precisos en todas las situaciones y capacitar al sistema para que, en la peor situación, el peor escenario que se haya calculado, el sistema vaya a seguir siendo estable”.
Además de CIRCE, también se han dado a conocer soluciones desarrolladas en Aragón que aplican la IA en la energía. Es el caso de Electroingenium y Switching Consulting, que han llevado a cabo proyectos propios que permiten abordar la anticipación al comportamiento del mercado energético, analizar el rendimiento de generación de fuentes renovables o la mejora de ciertos procesos industriales mediante la automatización.
En la jornada también ha participado el vicepresidente en Siemens Advanta Iberia (Head de Inteligencia Artificial & Sector Industrial), quien ha explicado cómo la IA se sitúa en el corazón de la Industria 4.0 en el sector energético y como se están diseñando las fábricas del futuro. “La IA se ha democratizado gracias a los servicios cognitivos y la IA generativa”, ha apuntado.
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