El género de la ciencia ficción y la fantasía está creciendo en el rubro de la literatura latinoamericana, con distintas voces impulsando estos modernos libros. Michel Deb, desde pequeño, tuvo una pasión desbordada por la literatura. Autor de obras como ‘La Montaña de Hierro’, ‘La mala poesía de Saito’, y ‘Los sueños de GN-I’, y presidente de la Corporación Literaria Tinta Negra, Deb ha visto los libros desde la perspectiva de autor y editor.
Fue invitado a la Feria Internacional del Libro, y llegó a hablar con Perú21 acerca de su visión sobre el crecimiento de la lectura, y el proceso de un autor al contactar a una editorial.
Has escrito bastante sobre la literatura de género fantástico. Desde tu perspectiva, ¿qué hace la ciencia ficción y fantasía latinoamericana, diferente de los géneros en inglés, que han sido lo más influyente, en el panorama internacional?
En principio, la ciencia ficción en Latinoamérica tomó mucho del tema angloparlante. Pero en los últimos 20, 15 años, ha habido un gran cambio en la mentalidad de los autores y autoras de género fantástico.
Ya sea en Perú, Chile, o Argentina, toman los elementos más autóctonos nuestros, más propios nuestros, principalmente acercándose más hacia los pueblos originarios de nuestros respectivos países.
Y ahí es donde yace, creo yo, la particularidad de nuestra ciencia ficción, de nuestro género fantástico, ya sea fantasía, terror o X, que tomamos esos elementos más propios y los internacionalizamos, por así decir, para poder mostrar nuestras realidades particulares hacia otros continentes. Hay un interés grande hacia mercado asiático, de parte de nosotros.
Habla un poco más del mercado asiático.
El mercado asiático está muy abierto, principalmente China y Corea del Sur tienen más vasta experiencia en géneros que nosotros en particular, ya sea por lo que ellos hacen o por sus historias. En el fondo hay un interés real de que nuestras historias pegan mucho allá, eso lo sé de primera mano, pues, al tener una editorial, estoy en constante contacto con editoriales extranjeras que nos piden para ese mercado en particular. Cuesta, sí, pero se puede.
¿Por qué será que esté género se ha dado en los últimos años? ¿Es falta de conocimiento o interés? En Latinoamérica, tenemos el beneficio de hablar más que nada un solo idioma. Tal vez impulsaría una comunidad literaria más grande.
Si, bueno, hablaré partiendo desde la experiencia en Chile, hacia el resto del continente. Siento que hay un serio problema de prejuicio, hacia lo que fue considerado por años “géneros menores”, o “géneros secundarios”. Ese prejuicio parte desde la experiencia norteamericana. Se usaba ese género como entretenimiento. Pero el cine y la música trabajó mucho para revindicar ese género. Por ejemplo, en las universidades se están impartiendo magísteres de literatura de fantasía.
Los poemas de Torres se volvieron populares en las redes sociales y llevaron a que Torres fuera invitado a la Feria Internacional del Libro. Pudo hablar con Perú21.
En tu opinión, ¿qué faltaría para que los géneros así, de nicho, latinoamericanos lleguen a tener una mayor presencia en la comunidad lectora?
Sí, incluso al comparar con la literatura angloparlante. Ahí pude percibir en primera mano cómo la literatura sudamericana principalmente no la toman en cuenta, la ven con ese paternalismo imperialista que hay aún en España o en Inglaterra o en Estados Unidos.
Y digo que el mercado asiático está viendo cosas que el mercado del norte no lo ve. Una muestra también es por qué han entrado tan fuerte acá en Sudamérica el tema del manga japonés, el manga coreano, los k-drama.
Y eso es súper importante, porque es una muestra de cómo el mercado está girando más hacia el este. Ya se vio eso.
Tú has estudiado informática y formaste parte de una banda. ¿Eso cómo te influyó en tu literatura?
Uy, buena pregunta. No, a ver, estudié informática hace un montón de años, pero siempre estoy pendiente leyendo sobre los cambios.
Siento que influyó mucho, en mis decisiones de vida, lo que yo leí, escuché y vi cuando era un niño y un adolescente, lo que me ha marcado. Pero siempre trato de que mis historias eh no gire en torno a la máquina, sino que la tecnología sea un vehículo, que las historias sean las que manden.
O sea, me refiero a que mi historia pueda funcionar en un planeta muy lejano o pueda funcionar en una isla, o pueda funcionar acá en Lima, o pueda funcionar en Santiago, el que la historia mande.
Las redes sociales mandan hoy mucho. Mientras más seguidores tengas, más influencia tienes y más personas van a ver tu trabajo.
Pero también es un arma de doble filo, ya que, por ejemplo, las editoriales multinacionales marcan la pauta. Marcan la pauta de acuerdo a la plata que tienen puesta en redes sociales. Hay muchos autores talentosos en las redes, pero se ven un poco relegados debido a los seguidores que tienen.
Y ahí es donde las multinacionales, ya sea Planeta, Penguin, etc, entran. Ellos tienen puestos sus ojos en las redes. Y tienen puestos sus ojos precisamente en las personas y en los autores que más visualizaciones tienen y que más seguidores tienen ofreciéndoles con contratos con ellos.
¿Cómo sientes que ves a los jóvenes escritores hoy en día? ¿Lo sientes algo diferente de anteriores generaciones?
Sí, hemos notado con el equipo editorial. los cambios en comportamientos que hay en traductores más viejos y en autores más nuevos. Lo que hemos notado principalmente es el tema de la ansiedad.
Se nota mucho cuando un autor está muy ansioso y quiere que las cosas salgan muy rápido, y cuesta un poco el hacerles entender que el proceso editorial no debe ser rápido.
Si bien hay editoriales independientes que sacan libros como que fueran hamburguesas, sacando cuatro títulos al mes. Siento que eso también va en declive de la calidad de tus títulos, y se nota mucho.
Y hay otras editoriales también que juegan un poco, en el sentido de que le ofrecen a los autores, pero no quedan bien.
¿Cómo ves a la IA realmente en la incursión en el mundo editorial?
Depende de cómo se use, pero muchos lo han explotado. Hace tiempo, en una revista de ciencia ficción, hicieron una convocatoria de cuentos y artículos en español. Pero tras cerrar la convocatoria, hacen un comunicado abierto hablando de lo decepcionados que estaban, que el 90% del contenido enviado fue escrito con Inteligencia Artificial.
No hay que demonizar el tema tecnológico, pero hay que ser sabio para usarlo con integridad. Pero a veces, siento que no hay una preocupación real para que nuestros pueblos pueden tener poder de análisis y hacer las preguntas importantes.
¿Se podría notar, con la IA, quien entra en la literatura por el amor al arte, y quien al dinero?
Pues sí; hace un año atrás, hubieron unos atentados X en Europa, al día después, ya habían libros en Amazon sobre el atentado. Era fácil de imaginar un escritor fantasma le pidió las historias a la IA, puesto al investigar a estos autores, descubrías que no existían. También es un problema con estas empresas, que venden y distribuyen libros, pero no les importa el tema.
Entonces, claro, no va a haber un filtro real, y no vamos a poder saber quién escribe porque le gusta, porque siente, porque lo necesita, a quién escribe para poder sacar dinero.
En tu opinión, ¿cuál es el mayor reto para que se consiga a un escritor y se le publique? Porque siempre hay esta idea de que las editoriales son el gran reto para un autor.
Lo que necesita un autor en el fondo es creerse el cuento, pero no caer en la exageración o los juegos del ego, eso es horrible, pero también el autor o la autora tiene que tiene que poder saber interiorizarse y aprender del que quiere empezar a hacer.
Eso quiere decir que el autor y la autora debe saber a cabalidad cómo es el proceso editorial. Desde que tomas tu cuaderno, escribiste tu historia, la pasaste al computador, de ahí para adelante tienes que saber que lo tienes que registrar en el registro de propiedad intelectual, que tienes que poder trabajar con un buen editor. Si lo vas a sacar independiente, por favor, busca un editor con credenciales.
Un escritor no puede pensar que porque ha escrito muchos libros, cree que puede editar, no. Un editor, o una persona que haya estudiado literatura, qué sé yo, él te pueda ayudar en el proceso.
Porque cuando uno escribe, dice, “Oye, esto está perfecto, esto la va a romper”; pero una tercera persona va a decir, “Oye, pero falta profundizar en este conflicto o este personaje”. Entonces el autor debe saber el proceso editorial. El proceso editorial, incluso cuando entra en una editorial.
El tema incluso de saber el tipo de papel. Es importante saber el tipo de papel, por ejemplo, existe mayoritariamente libros se imprimen en papel bond. Pero el papel bond hay de muchos tipos.
Y es muy contraproducente, por ejemplo, imprimir un libro en bond blanco. Porque el contraste que hay entre el texto y el blanco de fondo cansa la vista. Entonces, para eso existe el bond crema, que si vienes como un blanco más oscuro hace que el contraste no sea tanto.
También está el grosor de las tapas, 300 g. Cosas así que son técnicas, sí, pero que el autor tiene que buscar información para que no venga otra persona y le dé otra información equivocada; y ese autor pueda tomar una buena decisión.
Tiene que saber cuáles son sus derechos como autor y cuáles son sus obligaciones como autor.
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