Fundó la empresa con la intención de digitalizar (y mejorar) la búsqueda de cuidadores de personas mayores o dependientes, pero hace ya un tiempo que es consciente de que tiene entre manos algo más. “Somos una compañía que da respuesta al mundo sénior“, presenta Oriol Fuertes Cabassa, cofundador y consejero delegado de Qida, la empresa en cuestión.
Sigue siendo una aplicación para gestionar este tipo de servicios de atención domiciliaria, pero han colaborado también, por ejemplo, con VidaCaixa en el lanzamiento del primer seguro que cubre el deterioro neurocognitivo (ELA, Parkinson…) y lideran un proyecto de la Generalitat para descongestionar el sistema público de salud. Y en todo eso –incide el emprendedor– “la tecnología es una parte muy importante”. De ahí una de sus últimas decisiones estratégicas: fichar al exdirector de producto de Glovo, Daniel Alonso, como nuevo director de producto y tecnología.
Ambos se conocían desde hacía tiempo y, siendo consciente el consejero delegado de Qida de que éste ya sentía agotado su ciclo en Glovo, le propuso sumarse a su proyecto. Qida, que espera cerrar el año con una facturación de 40 millones de euros, ya tenía a 25 personas (de una plantilla de 250) completamente dedicadas a producto y tecnología, pero también planes de prácticamente duplicar esa cifra, así como la cantidad de inversión que dedicaba a ello, de 2 millones este año, a cerca de 4 millones el año que viene.
“La tecnología –cuenta Fuertes– nos ayuda en cuatro grandes objetivos”. Gestión del cuidado a la persona dependiente, monitorización del estado de salud de ese individuo, conexión con el sistema de salud y prevención del deterioro de una dolencia. “No somos una empresa de ‘software’, pero sé que tenemos que desarrollar tecnología para permitir a gobiernos y grandes aseguradoras mantener a sus asegurados en casa más tiempo“, reflexiona Fuertes. “La lógica es que solo con una empresa de cuidadores atenderé muy bien a este público, pero no aseguraré que estén más tiempo en casa [y menos en el hospital], y yo lo que quiero es eso“, completa el consejero delegado de Qida.
Reorganización interna
Por eso el fichaje, que ha supuesto que Pau Puigpelat, quien hasta ahora se encargaba de las operaciones y el producto tecnológico, se centre en las operaciones y la inteligencia artificial (IA), y que Daniel Alonso pase a responsabilizarse de los cuatro verticales concretos en los que creen que pueden diferenciarse. El proyecto con la Generalitat es prueba de uno de ellos: Qida lidera una Unión Temporal de Empresas (UTE) a la que el Govern ha adjudicado el desarrollo de un ‘software’ que permita al sistema sanitario monitorizar mejor el estado de la gente mayor en sus casas.
“Se trata de que envejecer no sea durar, sino vivir”, resume el propio Alonso, que explica la decisión de cambiar a Glovo por Qida por sus ganas de volver a un proyecto más pequeño donde su labor tenga más efecto (“llevar algo de 1 a 100”, resume el mismo) y por el mayor impacto social que ve en esta última empresa. “Me he ido ilusionando con la misión, me parece muy potente querer maximizar la felicidad de las personas en sus últimos años de vida“, sostiene. “Vengo con ambición máxima, porque creo que es un sector que está poquísimo explotado”, añade.
Lo que espera Fuertes, por su lado, con todo este despliegue, es terminar “con un producto tecnológico absolutamente diferencial en el sector, construir el mejor producto tecnológico para la gente mayor que exista en España y Europa, si se puede” y convertirse, en definitiva, “en referentes en tecnología para el sector sénior”.
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