La inteligencia artificial (IA) está transformando la forma en que trabajamos y vivimos. Tareas que antes requerían horas de recopilación y validación manual de datos se están convirtiendo en oportunidades para análisis más profundos y estratégicos. Lo que parecía tecnología del futuro, ahora está integrado en los flujos de trabajo diarios. Desde una perspectiva de liderazgo, el verdadero poder de la IA radica en su capacidad para potenciar a los profesionales. Al fomentar una cultura de experimentación y proporcionar las herramientas adecuadas, las empresas pueden desbloquear nuevos niveles de creatividad y resolución de problemas en toda su fuerza laboral. La IA ha permitido a un miembro del equipo de informes de la compañía Cognizant, por poner un ejemplo, automatizar el 90% de su trabajo rutinario, liberando tiempo para centrarse en contribuciones más significativas.
No se pueden negar las ventajas de la IA, pero existe una brecha cada vez mayor entre la ambición organizacional y la preparación real. Según la última encuesta de Workiva, aunque el 74% de los profesionales admiten usar IA a diario, casi dos tercios afirman que sus organizaciones carecen de datos de alta calidad, políticas claras de gobernanza y herramientas y capacitación específicas para cada rol. Esto no es solo un problema tecnológico; es un problema de negocio, que afecta la productividad de los empleados, la agilidad competitiva y la capacidad de innovación de las empresas. La verdadera madurez en IA requiere que el liderazgo, la tecnología y las personas estén alineados. Si la IA está redefiniendo la forma en que trabajamos, entonces también debemos redefinir nuestros roles, la dinámica de nuestros equipos y cómo colaboramos.
El mayor obstáculo para el impacto total de la IA no es la tecnología en sí, sino la ausencia de una infraestructura sólida y bien fundamentada. La IA depende de datos limpios, conectados y confiables. Sin embargo, la mayoría de las organizaciones todavía luchan por confiar plenamente en los datos que tienen. En áreas como los informes de sostenibilidad, los datos a menudo provienen de sistemas desconectados o entradas manuales, y en algunos casos aún no han sido auditados formalmente. Esto introduce riesgos y socava la integridad de los resultados impulsados por IA. Sin marcos de gobernanza claros, anclados en la supervisión por parte de la junta directiva e integrados en la estrategia empresarial, escalar la IA conlleva riesgos operativos y éticos.
Las brechas en datos y gobernanza tienen consecuencias para los empleados, que se manifiestan en ineficiencias operativas, agotamiento y desafíos de personal que afectan a los equipos que hacen el trabajo. Las estimaciones más recientes sobre cómo los trabajadores del conocimiento usan su tiempo muestran que pierden 3,6 horas por semana gestionando comunicaciones internas, otras 2,8 horas buscando información y 2,2 horas en reuniones improductivas. Eso equivale a casi un día completo cada semana perdido en procesos en lugar de resultados.
Liderar con visión y resultados
Implementar IA es un ejercicio de liderazgo. Comienza con claridad en la alta dirección, especialmente en el rol del CIO, donde alinear la tecnología con los resultados del negocio debe tener prioridad sobre perseguir tendencias. En Workiva, por ejemplo, cada iniciativa de IA comienza con una pregunta:“
¿Qué resultado de negocio estamos tratando de lograr?”
Las implementaciones de IA variarán entre organizaciones, pero hay principios universales que se deben seguir. El primer paso es invertir en la calidad, precisión y conectividad de los datos. Es recomendable apoyarse en plataformas y sistemas existentes que ya albergan los datos clave de la organización para reducir la fricción y acelerar los resultados. El segundo paso es establecer políticas de gobernanza que aborden el uso ético, el cumplimiento y la seguridad. Estas políticas deben desarrollarse de forma colaborativa con partes interesadas de distintas funciones y probarse en proyectos piloto con métricas de éxito bien definidas. En tercer lugar, es necesario brindar a los empleados la capacitación y el apoyo necesarios para utilizar la IA con confianza y eficacia. Cuando los equipos entienden no solo cómo usar las herramientas de IA, sino cuándo y por qué apli
La inteligencia artificial (IA) está transformando la forma en que trabajamos y vivimos. Tareas que antes requerían horas de recopilación y validación manual de datos se están convirtiendo en oportunidades para análisis más profundos y estratégicos. Lo que parecía tecnología del futuro, ahora está integrado en los flujos de trabajo diarios. Desde una perspectiva de liderazgo, el verdadero poder de la IA radica en su capacidad para potenciar a los profesionales. Al fomentar una cultura de experimentación y proporcionar las herramientas adecuadas, las empresas pueden desbloquear nuevos niveles de creatividad y resolución de problemas en toda su fuerza laboral. La IA ha permitido a un miembro del equipo de informes de la compañía Cognizant, por poner un ejemplo, automatizar el 90% de su trabajo rutinario, liberando tiempo para centrarse en contribuciones más significativas.
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