Ya sea por la tendencia en el uso de medicinas más naturales o por aquel “llamado a la naturaleza” de revalorizar aquello que nos da la tierra para cuidar nuestra salud y prevenir enfermedades crónicas; son muchas las especias que empezaron a ganar popularidad y que vienen siendo utilizadas por muchísimos años en la medicina tradicional asiática. Entre aquellas especias antiguas que se volvieron trendy está el sumac (o zumaque) que, de origen mediooriental, además de aportar un sabor ácido y profundo a las comidas, ofrece una potente acción antioxidante y antiinflamatoria respaldada por la ciencia.
El sumac tiene raíces profundas en la historia de las civilizaciones mediterráneas y del Cercano Oriente. Su nombre proviene del árabe “summaq”, que significa “rojo”, en referencia al color intenso de sus bayas. Se sabe que ya era usado en el Antiguo Egipto y Mesopotamia, tanto como medicina natural, como tinte y agente para curtir cuero. En la Grecia clásica, el médico Dioscórides lo describió como un remedio eficaz contra inflamaciones y afecciones digestivas, y más tarde, el filósofo y médico Avicena lo incluyó en sus tratados médicos como un agente útil para tratar úlceras, fiebres y problemas respiratorios.
Usado desde el Antiguo Egipto, hoy se lo estudia por su efecto antiinflamatorio.Canva
En la cocina tradicional de Medio Oriente, el sumac se convirtió en un ingrediente fundamental para dar acidez a los platos antes de que el limón se volviera de uso común. Aún hoy, se lo encuentra en recetas como el fattoush (ensalada libanesa), carnes marinadas, arroces, yogures especiados y en la mezcla za’atar, muy popular en la región. También se lo consume como infusión, especialmente en Irán y el Kurdistán, con fines digestivos.
Durante siglos su uso estuvo limitado a estas regiones, pero con el auge de la cocina global y el interés por los alimentos funcionales, el sumac comenzó a ganar popularidad en Occidente
Uno de los aportes más importantes del sumac es su capacidad antioxidante. Según un estudio publicado en Food Chemistry, los extractos de Rhus coriaria muestran una actividad antioxidante muy alta, comparable a compuestos sintéticos como el BHT, gracias a su riqueza en flavonoides, taninos y ácidos fenólicos (Kosar et al., 2005).
El sumac crece silvestre en Medio Oriente y se usa hace siglos como medicina y condimento.Canva
Esta acción es clave frente a los radicales libres, moléculas inestables que se generan en el cuerpo por causas como el estrés, la contaminación, el tabaquismo o una dieta poco saludable, y que dañan las células, aceleran el envejecimiento y aumentan el riesgo de enfermedades como el cáncer o el Alzheimer. Investigadores argelinos analizaron la composición fenólica del sumac y confirmaron su capacidad para neutralizar estos radicales, ubicándola entre las especias con mayor poder antioxidante (Rayane et al., 2018, Industrial Crops and Products).
Otra propiedad destacada del sumac es su acción antiinflamatoria. La inflamación crónica —que puede pasar desapercibida por años— está en el origen de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, obesidad, artritis y hasta depresión. Estudios in vivo comprobaron que el sumac puede inhibir la producción de citocinas proinflamatorias como la IL-6 y el TNF-α, dos de los marcadores clave en procesos inflamatorios (Shabbir & Khan, 2012, BMC Complementary and Alternative Medicine).
En modelos animales alimentados con dietas ricas en grasas, el extracto de sumac logró reducir significativamente los niveles de inflamación sistémica y mejorar los parámetros metabólicos (Gharib & Zein El-Abedin, 2020, Biomedicine & Pharmacotherapy). Pero lo más interesante es que también hay evidencia en humanos: un ensayo clínico realizado en Irán mostró que la suplementación con sumac durante seis semanas en personas con síndrome metabólico logró disminuir la proteína C-reactiva (marcador de inflamación) y mejorar el estado antioxidante del plasma (Mohammadi et al., 2016, Avicenna Journal of Phytomedicine).
Una de las ventajas del sumac es que no hace falta recurrir a cápsulas ni suplementos: se puede incorporar de forma directa a la alimentación. En la cocina tradicional del Levante (gastronomía de la región oriental del Mediterráneo) se lo espolvorea sobre ensaladas como el fattoush, carnes, pescados, arroz, hummus o yogur. También puede usarse en aderezos, infusiones o mezclas de especias como el za’atar.
El sumac tiene uno de los niveles antioxidantes más altos entre las especias.Canva
Su sabor ácido y ligeramente frutado lo convierte en una alternativa natural al vinagre o al limón, y es ideal para dar un toque fresco a los platos sin recurrir al sodio. Incorporarlo en forma habitual puede ser un aporte concreto al cuidado del sistema inmunológico, la piel, las articulaciones y la salud metabólica.
Aunque, obviamente, no reemplaza tratamientos médicos ni puede considerarse una cura, su perfil antioxidante y antiinflamatorio lo convierte en un ingrediente funcional con mucho para ofrecer. En un contexto donde la inflamación silenciosa y el estrés oxidativo afectan a millones de personas, sumar una cucharadita de esta especia milenaria a nuestras comidas puede ser un pequeño gran paso hacia el bienestar.
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