Alcobendas
Hoy martes, más de un centenar de académicos y profesionales españoles de la nutrición, ciencias ambientales y relacionadas han publicado el “Manifiesto por la transición proteica”. Consideran que el fomento de dietas mayoritariamente vegetales es “fundamental para abordar las crisis interconectadas de la emergencia climática, el sufrimiento animal, la pérdida de biodiversidad y la salud pública”.
En la actualidad, la producción cárnica emplea el 80% del suelo agrícola y causa el sacrificio de 70.000 millones de animales anualmente, sin contar a los animales acuáticos. Emite el 37% del metano y el 65% del óxido nitroso a nivel global, dos gases de efecto invernadero con un gran potencial de calentamiento. Las macrogranjas contribuyen a la contaminación del agua por nitratos, afectando ya a más de 220.000 personas y 257 municipios españoles.
Según los últimos datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, España lidera el consumo de productos cárnicos en la Unión Europea, con casi 105 kilogramos por persona y año, unos 2 kilogramos por semana. Son 7 veces más que los 300 gramos semanales máximos recomendados por la Comisión EAT-Lancet, formada por 40 científicos internacionales.
En España, más de 10 millones de personas sufren enfermedades cardiovasculares y más de 120.000 fallecen cada año por causas relacionadas. El departamento de salud pública de Harvard y la Universidad de Purdue, concluyen que sustituir la carne roja por proteínas vegetales reduce el riesgo de enfermedades cardiacas. Meir Stampfer, profesor de epidemiología y nutrición y autor del estudio, señaló: “Si sustituimos las hamburguesas por galletas o patatas fritas, no estamos más sanos. Pero si sustituyes la carne roja por fuentes saludables de proteínas vegetales, como frutos secos y alubias, obtienes un beneficio para la salud”.
Los científicos firmantes apuntan al papel de las cadenas de supermercados para que esta transformación sea posible, ya que “son el eslabón con mayor poder económico de la cadena alimentaria, y por tanto con mayor responsabilidad”. El 90% de las emisiones de los supermercados europeos provienen de su cadena de suministro, y la mitad proceden de la carne y los lácteos. La comunidad investigadora firmante solicita a los supermercados “la adopción de planes de acción climática con una estrategia de transición proteica, que debería incluir la paridad de precios, las promociones y la colocación de productos alternativos junto a los de origen animal”. Señalan que esta sería la política adecuada para “revertir los impactos negativos del actual sistema alimentario en nuestra salud, el planeta y los animales”.
Ajustar la oferta de proteínas para apoyar dietas ricas en vegetales podría ser la forma más efectiva de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector de la distribución alimentaria.
Según el IPCC, este cambio podría reducir las emisiones del sector hasta en un 30%. Es una estrategia de mitigación climática, siguiendo el ejemplo de Países Bajos, que ahorra dinero, ya que los alimentos vegetales necesitan menos tierra, agua y energía, haciéndolas más asequibles en su producción.
Hablamos de este asunto en nuestro espacio de Ecología de esta semana, acompañados de Antonio Quilis, con Alberto Fernández, investigador de la Universidad de Oxford especializado en adaptación al cambio climático.
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