En una vitrina silenciosa del Museo de Historia Natural de Basel, en Suiza, permaneció guardado durante más de seis décadas un fósil proveniente de La Guajira.
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Colectados en la década de los 60 por el geólogo Suizo Otto Renz en una expedición geológica que describió gran parte de las rocas y geología de la región, los restos se convirtieron en una sorpresa para los investigadores de la Universidad del Rosario y la Universidad de Zurich que se dieron a la tarea de revisar la colección del museo: se trataba de una nueva especie de tortuga marina que habitó los mares del Cretácico Inferior, hace unos 130 millones de años.
Para su estudio, los investigadores primero se dieron a la tarea de limpiar el fósil en el laboratorio de preparación paleontológica del Museo de Historia Natural de Basel en 2019. La tarea original, que consistía en retirar las ostras adheridas al caparazón y resaltar los detalles de la concha, además de remover el sedimento con una herramienta neumática, les permitió descubrir que el espécimen además conservaba sus huesos postcraneales.
El ejemplar, ahora bautizado Craspedochelys renzi en honor a Renz, constituye el registro más joven y único fuera de Europa de un grupo extinto conocido como las tortugas talasoquelidias. Además, se trata de un hallazgo que revela conexiones paleobiogeográficas entre Europa y América del Sur durante el Jurásico-Cretácico en términos de grupos de tortugas.
De acuerdo con el estudio, publicado en la revista Swiss Journal of Palaeontology, las talasoquelidias representan una de las primeras radiaciones de tortugas adaptadas a ambientes costeros y marinos, que se extendieron desde el Jurásico hasta el Cretácico.
El fósil incluye un caparazón parcial, huesos de las extremidades posteriores y vértebras caudales, con rasgos que lo vinculan a sus parientes europeos pero también con características propias que justifican su clasificación en este género, como, por ejemplo, un caparazón más ancho yun plastrón (parte inferior y ventral del caparazón) relativamente más corto.
Craspedochelys renzi Foto:Universidad del Rosario
Para Edwin Cadena, paleontólogo y profesor de la Universidad del Rosario, lo más fascinante no solo es la especie en sí, sino la historia que encierra. “Lo interesante de este descubrimiento fósil es que este espécimen estuvo olvidado en las colecciones de Basel en Suiza por cerca de sesenta años, y recientemente logramos redescubrirlo, reestudiarlo con nuevas técnicas”, indica el científico.
Para los investigadores, la historia de esta tortuga, que permaneció en el olvido durante más de medio siglo, subraya la importancia de las colecciones de historia natural como guardianas del conocimiento.
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“Esto nos muestra la importancia que tienen los museos y las colecciones, no solo actualmente, sino para el futuro, porque en el futuro podemos hacer cosas diferentes con la nueva tecnología y contribuir a entender un poco la parte de biodiversidad que ha tenido nuestro país a lo largo de millones de años“, indica Cadena.
Además, los científicos recalcan que, en tiempos donde la preservación de la biodiversidad y el estudio del pasado se hacen urgentes, este fósil recuerda que incluso los objetos más antiguos aún tienen mucho por contar.
Por ejemplo, la presencia de C. renzi en La Guajira muestra lo compleja que fue la historia de las tortugas marinas y costeras en el Cretácico Temprano. Además, abre nuevas pistas sobre cómo evolucionaron las talasoquelidias y ayuda a entender mejor sus relaciones con otros grupos de tortugas, un tema que todavía genera muchas dudas y que necesitará más estudios en el futuro.
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