Investigadores de Málaga desarrollan una IA que detecta obstrucciones arteriales con “máxima precisión”

Investigadores del instituto IBIMA Plataforma BIONAND, con sede en Málaga, han dado un paso decisivo en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares. Su equipo ha desarrollado una inteligencia artificial (IA) capaz de detectar obstrucciones arteriales con una “fiabilidad sin precedentes”, según apuntan en un comunicado, lo que abre nuevas posibilidades en el diagnóstico precoz y tratamiento de patologías cardíacas.

La investigación, liderada por Almudena Ortega junto a Ezequiel López y Esteban J. Palomo, supone un avance en la detección de la enfermedad de las arterias coronarias, principal causa de mortalidad en el mundo. “Nuestra investigación confirma que la aplicación de técnicas de optimización avanzadas no solo mejora la precisión de diagnósticos, sino que también los hace más fiables y reproducibles”, subraya Ortega.

Un salto sobre los métodos tradicionales

El estudio, publicado en la revista científica Computers in Biology and Medicine, demuestra que la inteligencia artificial puede superar con creces los métodos convencionales. El equipo se centró en perfeccionar el rendimiento de YOLOv8, un modelo de IA de última generación diseñado para la detección de objetos en imágenes médicas.

Uno de los retos era la configuración de los denominados hiperparámetros, ajustes que condicionan el funcionamiento del sistema. Mientras que el ajuste manual resulta limitado, el grupo malagueño apostó por estrategias de optimización automática, lo que permitió alcanzar una detección más rápida, precisa y personalizada de lesiones cardiovasculares.

Los resultados fueron contundentes: los algoritmos optimizados mostraron una mayor velocidad de detección y una precisión diagnóstica más elevada, medida por la puntuación F1, que combina exactitud y exhaustividad.

Uno de los hallazgos más relevantes es que los modelos mejorados son capaces de enfocar su “atención” directamente en las zonas más significativas de las imágenes médicas, es decir, sobre las lesiones. Este detalle resulta clave en la práctica clínica, donde cada minuto puede marcar la diferencia en la vida de un paciente.

“El trabajo reduce la variabilidad que solemos encontrar en evaluaciones visuales realizadas por expertos humanos y aporta diagnósticos más reproducibles”, señala Ortega.

El proyecto no solo destaca por sus resultados, sino también por su enfoque integrador, que ha tendido puentes entre la práctica médica y la inteligencia computacional. Además de Ortega, López y Palomo, han participado los investigadores Ariadna Jiménez-Partinen y Mario Pascual, este último reconocido como el investigador más joven de IBIMA.

Desde el instituto subrayan que estos hallazgos abren el camino a la integración de herramientas de IA más precisas en la práctica clínica diaria, lo que podría traducirse en diagnósticos más rápidos, menor carga de trabajo para los profesionales sanitarios y, sobre todo, mejores resultados para los pacientes.

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