Michael Saylor, fundador de Strategy y evangelizador de Bitcoin, creó un paradigma en 2020 que cientos de empresas están copiando: la tesorería de bitcoin. Hay quienes le siguen al pie de la letra, copiando su modelo fielmente, pero también están aquellos que han creado versiones distintas de esa receta. Tras el auge de las acumuladoras de bitcoin, vino la fiebre de las acaparadoras de ether y, a continuación, otra ola de tesoreras variopintas. En total, ya suman más de 100.000 millones de dólares en activos digitales, reflejo de la exuberancia del mercado.
Las tesoreras de bitcoin son empresas cotizadas que recurren a capital y deuda para acumular el criptoactivo. Es decir, se apoyan en distintos métodos de financiación para llevar a cabo esas compras, ya que normalmente carecen de un negocio que genere los ingresos suficientes para adquirir dichos activos digitales. En el caso de Strategy, el fin es hacerse con el mayor número de bitcoins posibles en su balance, con la expectativa de su revalorización futura. Es un órdago que apuesta por la reserva de valor que ofrece la criptomoneda de Satoshi Nakamoto.
Sin embargo, hay una pega clara a este modelo. El bitcoin no genera intereses o dividendos y eso hace que la apuesta de Strategy sea aún más arriesgada, ya que ni siquiera puede obtener efectivo de forma periódica de los más de 600.000 bitcoins que posee. Si acumulara acciones, bonos o ethers, sus inversiones sí generarían dividendos o intereses.
“En bitcoin, las compañías tesoreras se apoyan en una lógica de endeudarse o captar capital para comprar bitcoin y esperar a que el precio suba. Pero, no solo es especulación, sino capital digital, que protege frente a la pérdida de valor del dólar americano, entre otros factores. Y ahí podría tener cierto sentido para parte de la caja. Eso sí, en Bitcoin no se genera flujo. No hay staking, ni dividendos”, explica un portavoz del mercado.
Las tesoreras de ether quieren superar este escollo, obteniendo flujos de los criptoactivos que acumulen, una ventaja clara respecto a las ballenas de bitcoin. El hecho de acumular ether reporta intereses, aunque no exentos de riesgo.
El mundo de Ethereum es distinto al de Bitcoin. Su propuesta se centra en una tecnología que permite automatizar contratos (contratos inteligentes) de forma descentralizada, sin que haya una autoridad que tenga que verificar el pacto entre las partes. Por eso, Ethereum permite crear todo tipo de aplicaciones en base a esta premisa. Por ejemplo, la concesión de un préstamo cripto entre dos personas y sin intermediarios, con unas condiciones preestablecidas, que se ejecutan automáticamente en función de lo acordado. Es un protocolo que tiene utilidad y en el que hay numerosos casos de uso reales. Ether es la criptomoneda que se usa en ese entorno. Bitcoin es una alternativa al sistema financiero tradicional y su fortaleza reside en ser un oro digital o reserva de valor.
A nivel técnico, la red de Ethereum funciona de una manera que implica que los ethers se pueden bloquear para que estos generen intereses. Esta modalidad de bloqueo, el staking, sirve para participar en el funcionamiento de esta tecnología y, por dejar prestados estos criptoactivos para las operaciones cotidianas de la red, se recibe un interés a cambio, que puede rondar el 5%, dependiendo de dónde y cómo se haga.
“Ethereum no solo es un activo, sino una infraestructura: una ‘autopista’ donde se ejecutan contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas. Tras el cambio al sistema de Proof of Stake (PoS), la dinámica económica cambió radicalmente. Aquí los validadores [equivalente a los mineros de Bitcoin] bloquean un mínimo de 32 ETH para participar en el consenso. El staking convierte al ether en un activo capaz de generar flujos de caja recurrentes para los validadores, lo que aporta un sustento financiero adicional al modelo de las tesoreras”, resume Álvaro Lleras, analista de Tressis.
La tesorera de ether BitMine, de recién creación, ya tiene 2.069.443 de ethers, que puede utilizar para recibir intereses. Su homóloga The Ether Machine, también una firma emergente, ya ha logrado financiación para obtener casi medio millón del mismo token. Estas empresas pueden participar en el staking de Ethereum y obtener intereses relevantes, dada la cantidad de ethers que acumulan.
“El ecosistema Ethereum permite que con el staking pueda haber ingresos adicionales y permite que ese activo, en vez de estar inactivo, genere cierta riqueza con el paso del tiempo”, coincide Darío García, analista financiero y asesor experto de ING. “Esto permite que se utilice el staking como elemento de cobertura o de garantía de pignoración ante ciertos escenarios macroeconómicos donde haya que financiarse, en moneda fiat, pero con un activo que tiene una proyección de incremento de valor potencialmente positivo”, añade.
Las tesoreras de ether no solo apuestan por el activo en sí y su cotización futura. Se apoyan en el staking para defender su modelo y, además, en la utilidad de Ethereum. Su tecnológica se usa en muchas aplicaciones y se espera que crezca su adopción. Cientos de empresas tradicionales, no solo cripto, están innovando y analizando cómo usar la blockchain de Ethereum para mejorar sus negocios.
Pero, aunque las acumuladoras de ether tienen estas dos fortalezas que no ofrece Bitcoin, su apuesta también es arriesgada. “En Ethereum, el modelo tiene una diferencia importante: aquí hay un rendimiento nativo, que puede ofrecer cierta sostenibilidad y respaldo financiero a la acumulación de ETHs. Dicho esto, sigue siendo una apuesta concentrada en un único activo, con su volatilidad y los riesgo asociados”, dice un portavoz del mercado.
Por un lado, los intereses del staking no son inmediatos. Hay lista de espera para entrar en este proceso, que es de 13 días actualmente. Es decir, no se accede a esta recompensa de forma inmediata. Además, está el riesgo del propio bloqueo, ya que el criptoactivo está a disposición de la red y también hay colas de salida para recuperar los tokens prestados. En este caso, el tiempo de espera es aún mayor, de unos 45 días, según la firma de análisis de esta blockchain Beaconcha.in.
Estos plazos limitan la capacidad de reacción de un inversor, ya que no dispondrá inmediatamente de sus tokens cuando quiera ajustar sus posiciones. Si pilla una corrección, los ethers pueden quedarse atrapados en la cola de staking. Además, hay que tener un mínimo de 32 ETH para participar en el proceso.
“Los riesgos siguen siendo los mismos: mucha más volatilidad que en otros activos tradicionales que puedan formar parte de la tesorería tradicional. A la hora de hacer staking hay un compromiso de mantener los ETH quietos para alimentar el ecosistema hasta que puedas reembolsarlos, con la esperada rentabilidad adicional. Y, por supuesto, el elemento tecnológico, que siempre está expuesto a riesgos de funcionamiento o riesgos de protocolos o fallos o, incluso, temas de piratería y hacking”, explica García.
La compañía Eightco no apuesta ni por la primera ni la segunda criptomoneda del mercado, sino por la trigésimo séptima, el token de Worldcoin, WLD. Este token está asociado al proyecto de identidad digital de Worldcoin, la empresa más conocida por escanear el iris como forma de identificación biométrica. Esta semana, Eightco ha anunciado que va a acumular WLD, llegándose a disparar un 3.008% en una sola sesión. Tras ese subidón, encadena tres sesiones de corrección.
“Respecto al boom de las tesoreras, de Worldcoin a cualquier otro token con relato, la visión del mercado es clara, en el sentido de que estamos en una fase de exuberancia del mercado sin lógica alguna”, dice un portavoz del mercado.
No es el único caso. Hay tesoreras que acumulan en sus balances SOL, XRP, BNB o HYPE. Las tesoreras de activos digitales (DATCO, por sus siglas en inglés) tienen más de 100.000 millones de dólares en activos, según la firma de análisis cripto Galaxy.
“El riesgo de toda euforia es su sostenibilidad en el tiempo. Hoy vemos cómo bancos, empresas y hasta estados están acelerando su curva de aprendizaje y montándose en la ola de los criptoactivos. Sin embargo, como decía Warren Buffett, “cuando baje la marea veremos quién se estaba bañando desnudo””, dice el experto de Tressis.
El experto de ING coincide en esa exuberancia, pero con matices. “Es una euforia que se está sosteniendo en el tiempo porque, históricamente hablando, las criptomonedas acaban de llegar. Esa euforia simplemente es que hay una rápida adaptación, de usuarios, de mineros o de aquellos que hacen staking, para hacer que este sistema prolifere de manera más rápida. Desde este punto de vista, tenemos una reacción de los mercados extremadamente fuerte”, considera.
Beloud
Bluesky
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