Confirmado por la ciencia: un estudio afirma que estar muy delgado puede ser más peligroso que tener sobrepeso

  • LAURA FOLE

Actualizado 24/09/2025

11:12CEST

Durante años, se ha considerado que mantener un peso dentro del rango de índice de masa corporal (IMC) normal era sinónimo de salud y longevidad. Sin embargo, un estudio reciente realizado en Dinamarca y difundida en el blog de la Sociedad Chilena de Obesidad pone en entredicho esa creencia. El estudio, que analizó a más de 85.000 personas, revela que, el bajo peso, y los valores situados en la parte inferior del rango saludable se asocian a un mayor riesgo de muerte que el sobrepeso o incluso la obesidad moderada. Estos datos sugieren que es posible estar con sobrepeso pero en forma, siempre que la salud metabólica se mantenga estable.

Qué dice el estudio

El trabajo, liderado por la doctora Sigrid Bjerge Gribsholt en el Steno Diabetes Center Aarhus, examinó los datos de 85.761 individuos, en su mayoría mujeres de edad avanzada. Durante los cinco años de seguimiento, falleció un 8% de los participantes. El análisis señaló que, las personas con bajo peso, tenían casi tres veces más probabilidades de morir que aquellas con un IMC situado en la franja alta de lo considerado ‘normal’. Al parecer, quienes estaban en el rango de sobrepeso, e incluso en obesidad moderada, no presentaban un mayor riesgo de mortalidad que el grupo de referencia.

El patrón se repitió incluso al ajustar los datos por edad, sexo, nivel educativo y comorbilidades, lo que marca la solidez de los resultados. Los investigadores subrayan que, una posible explicación, es la causalidad inversa. Y es que, en algunos casos, el bajo peso no es la causa del mayor riesgo, sino la consecuencia de una enfermedad subyacente que lleva a la pérdida de masa corporal y a una salud debilitada.

Precaución con estos datos

Los expertos advierten que, estos resultados, no deben interpretarse como una excusa para descuidar el peso corporal.  Y es que, según indican, el IMC por sí solo no refleja la complejidad de la salud metabólica. La distribución de la grasa juega un papel crucial, ya que no es lo mismo acumular tejido adiposo en el abdomen, donde rodea a los órganos y afecta a los procesos metabólicos, que en glúteos o muslos, donde el impacto sobre la salud suele ser menor.

De este modo, dos personas con el mismo IMC pueden tener riesgos muy diferentes, en función de dónde se encuentre localizada la grasa. El que tiene mayor grasa visceral puede padecer diabetes tipo 2 o hipertensión mientras que, el que tiene mayor grasa periférica, puede mantenerse metabólicamente sana. Por ello, los especialistas insisten en que el tratamiento de la obesidad debe ser individualizado, teniendo en cuenta no solo el peso total, sino la distribución de la grasa y la presencia de enfermedades asociadas.

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