¡Chrome ha muerto, viva Chrome! Si este es el futuro de los navegadores, mejor quedarse así

Imagina que mañana el Real Oviedo, recién ascendido a primera, anuncia que quiere fichar a Lamine Yamal. Sonaría a bulo de verano, ¿verdad? Ahora imagina que, además, el Oviedo lanza un comunicado asegurando que su nuevo fichaje, el marfileño Eric Bailly, es mejor que Mbappé. ¿Te lo creerías? Algo parecido es lo que está haciendo una de las startups calientes de la IA, la californiana Perplexity. Primero anunció su intención de comprar a Google una de sus joyas, el navegador Chrome, y luego lanzó el suyo propio, Comet, un browser trufado de IA que, según Perplexity, es el futuro de los navegadores y va a revolucionar cómo usas internet. Me he pasado varios días probando Comet a fondo y, efectivamente, suena a bulo de verano.

Y es que, hay que ser osado y hasta descarado para atreverse a competir con Google en el negocio de las búsquedas online. Si no que se lo pregunten a Microsoft, DuckDuckGo, Opera, Brave y todos esos navegadores y motores de búsqueda que han intentado semejante hazaña y han fracasado por el camino. Querer usurparle a Google un tinglado que cubre casi el 90% del mercado global no es tarea sencilla. Pero la startup de IA liderada por Aravind Srinivas, exingeniero de Google DeepMind y OpenAI, está decidida a todo ello y más, aunque algunos en la industria piensen que es un sinsentido.

La idea de Perplexity con Comet es algo que los internautas llevamos tiempo esperando y deseando, transformar la navegación tal y como la conocemos en una experiencia más conversacional, donde interactúas con la máquina para moverte de manera más ágil. Dejar atrás la idea de estar sentado frente al ordenador haciendo cosas, para dar paso a la idea de que el ordenador hace las cosas por ti mientras tú se las pides. “Resúmeme este vídeo, cómprame en Amazon una sartén, incluye esta canción en Spotify, añade una reunión a mi calendario y comprueba que esto que he leído en Twitter está contrastado”. Vamos, resuélveme la vida mientras yo te doy órdenes como si fueras mi secretario personal.

placeholder Aravind Srinivas, CEO de Perplexity. (Indian Institute of Technology)

Aravind Srinivas, CEO de Perplexity. (Indian Institute of Technology)

No se puede empezar a hablar de Comet sin mencionar un detalle importantísimo. Y es que su sistema está basado en Chromium, un estándar de código abierto creado por Google, que permite a cualquiera crear su propio navegador usando la tecnología de los de Mountain View. Es decir, que para matar al padre, el hijo está usando el poderío de su progenitor. Otros navegadores como Microsoft Edge u Opera también se basan en Chromium, así que no es algo tan raro.

Es esencial mencionarlo porque, como luego veremos, Comet es básicamente la mitad de Chrome sin las integraciones de Google. Y esa es la primera impresión que tienes cuando accedes por primera vez a la herramienta. Como en el navegador de toda la vida, cuenta con una barra de direcciones que genera resultados y, en este caso, también resúmenes de IA de cualquier cosa que le preguntes. El modelo que usa es el que elija el usuario: GPT-5, Gemini 2.5 pro, Claude Sonnet 4.0…

Sin embargo, lo realmente innovador aquí es que el navegador cuenta con otra barra lateral de “Asistente”, donde puedes interactuar con la IA sobre las páginas que tienes abiertas. Por ejemplo, puedes estar viendo un vídeo de YouTube y pedirle al asistente de Perplexity que te lo resuma o hacerle cualquier pregunta adicional sobre ello. Una funcionalidad que sí consigue cambiar la forma en la que usamos internet de forma sutil, pero significativa.

placeholder Captura de pantalla del navegador Perplexity Comet.

Captura de pantalla del navegador Perplexity Comet.

Algunos ejemplos de cosas que le he pedido al asistente durante mi aventura probando Comet:

  • “Añade a mi carrito de Amazon todo lo que necesito para iniciarme en el pádel”. El asistente se encargó de abrir en diferentes pestañas productos como una raqueta, pelotas, una muñequera, camiseta, pantalón y zapatillas. Lo pongo a prueba también en la web del Mercadona para que recopile los ingredientes de una receta de pollo a la naranja.
  • “Filtra los mails de trabajo y resume lo más importante”. Si le das permiso a Perplexity, es capaz de rastrear tu bandeja de entrada de Gmail para localizar emails que considere importantes y resumirlos.
  • “Añade la canción Let It Be, de The Beatles, a Spotify, reprodúcela y pon cualquiera de Nirvana en cola”. El asistente se encarga de navegar por ti dentro de Spotify, cambiar listas de reproducción, y poner la música que le digas.
  • “Busca hoteles en Bali que estén en Booking, abre una pestaña de los tres mejores y dame una comparativa”. Perplexity puede acceder a plataformas de viaje, comparar ofertas y disponibilidad, hasta reservar, añadir al calendario y organizarlo todo.
  • “Comprueba si lo que dice este artículo de Financial Times está bien contrastado”. Al resaltar texto y hacer clic con el botón derecho, se puede acceder a datos y contexto recabado por la IA. Sirve si eres de esos que quiere comprobarlo todo en todo momento.

Perplexity no es la única empresa que trabaja con este tipo de agentes que pueden navegar en la web por ti. De hecho, OpenAI cuenta con Operator y Google ha lanzado en Chrome AI Mode en algunos países, entre los que, de momento, no se encuentra España. El navegador de Microsoft también ofrece una barra lateral Copilot con botones de acceso directo para resumir la página actual o buscar información relacionada. Y los de Mountain View tienen Google Lens que, ahora armado con IA, también te aporta contexto de cualquier cosa que tengas delante. Sin embargo, tener todas estas funciones integradas en un mismo navegador web resulta más natural, ya que puedes hablarle en cualquier momento mientras navegas sin tener que tener varias ventanas abiertas. De hecho, es Perplexity quien se encarga de abrir y cerrar pestañas a su antojo, por lo que en este aspecto sí que se siente como una especie de ‘todo en uno’.

placeholder Captura de pantalla del navegador Perplexity Comet.

Captura de pantalla del navegador Perplexity Comet.

Pero aquí es también donde nos encontramos uno de los problemas más evidentes. Perplexity es lento. Me atrevería a decir que bastante lento. Al introducir cualquier búsqueda en su asistente, el sistema tarda unos segundos en registrar lo que le has pedido. Después, paso por paso, empieza a realizar diferentes acciones: buscando esto… analizando lo otro… comparando aquello… abriendo pestañas… Cada paso que da requiere varios segundos para llevarlo a cabo, por lo que una tarea que podría haberte llevado a ti dos clicks, puede acabar tarando demasiado. No digo que lo haga mal, pero sí que puede convertirse en un proceso desesperante según la petición que le ordenes.

Es un problema relevante, y más ahora cuando la broma de acceder a Comet cuesta 200 dólares a través de la suscripción Perplexity Max. ¿Los pagaría? No, aunque si Perplexity ofreciera sus herramientas a un precio más que asequible y se adaptara a los tiempos y la prisa de este servidor, podría llegar a pensarlo. Por otro lado, el navegador de OpenAI está a punto de salir del horno y sospecho que pronto veremos muchas otras alternativas.

Comet puede realizar cosas mundanas en una pestaña, como llenar tu carrito de Amazon usando tu historial de navegación, mientras te concentras en otra cosa, pero aún quedan muchos detalles por pulir. El futuro de los navegadores llegará cuando puedas ir por la calle y pedirle a una especie de secretario virtual al estilo de la película Her cualquier cosa: “Resérvame una mesa para dos en este restaurante, contesta a mi jefe para decirle que mañana voy a llegar tarde y ves resumiéndome el partido del Atleti”. Y aquí es donde sí puedo ver el potencial de Comet en el futuro, en el modo de voz. El navegador cuenta con el suyo propio, que agiliza mucho lo que tardas en pedirle cosas al asistente (y es donde ahorras más tiempo que haciéndolo tú con tus propias manos).

Es complicado ser David contra Goliat

Perplexity ha vivido un ascenso fulgurante en los últimos meses, consolidándose como uno de los nombres más reconocidos dentro del ecosistema de la inteligencia artificial. A pesar de su juventud, la compañía ya ha marcado la pauta con innovaciones como su navegador, su participación en el desarrollo de un smartphone impulsado por IA y, sobre todo, su posición como el rival más serio que ha enfrentado Google en el terreno de las búsquedas en mucho tiempo.

No obstante, su trayectoria no ha estado exenta de polémicas. El hecho de que Truth Social (la red social fundada por Donald Trump) adoptara Perplexity como su motor de búsqueda predeterminado despertó críticas en el ámbito político y mediático. A esto se sumaron acusaciones de CloudFlare, que señaló a la startup por acceder de forma encubierta a sitios que deberían estar vedados para el entrenamiento de sistemas de IA. En una entrevista reciente, a Srinivas se le puso cara de póker cuando la primera pregunta que escuchó fue “¿Cuál es para ti la definición de plagio?”.

Foto: Sam Altman, consejero delegado de OpenAI. (Reuters/Brendan McDermind)

El último triple de Perplexity llegó hace apenas unas semanas con su sorprendente intento de adquirir Chrome a Google por 34.500 millones de dólares, una jugada que era altamente improbable dada la valoración actual de la startup (estimada en unos 18.000 millones) y que ejemplifica de maravilla algo de lo que los analistas llevan meses alertando: la burbuja de la IA se está inflando demasiado. La oferta coincidía, además, con un proceso judicial clave: el del juez estadounidense Amit Mehta, quien estudia la posibilidad de trocear a Google tras dictaminar que mantiene un monopolio ilegal sobre las búsquedas.

En una carta dirigida a Sundar Pichai, CEO de Alphabet, Srinivas defendió que su propuesta respondía al “interés público” y que trasladar Chrome a manos de un operador independiente sería una forma efectiva de restablecer la competencia. Google, sin embargo, ha cerrado filas. Pichai argumentó en el tribunal que una venta forzada del navegador pondría en riesgo tanto la seguridad como la capacidad de la compañía para seguir innovando.

placeholder El CEO de OpenAI, Sam Altman.

El CEO de OpenAI, Sam Altman.

Pero más allá de este pulso empresarial, la apuesta por un navegador con IA parece tener pleno sentido en el contexto actual. Sam Altman, CEO de OpenAI, lo resumía en un evento reciente de Sequoia Capital: la forma en que usamos la IA depende de muchas veces de la edad del usuario. “Las personas mayores usan ChatGPT como un sustituto de Google, mientras que las personas de entre 20 y 30 años lo usan como un asesor personal y los universitarios lo usan como un sistema operativo”, señalaba. Pero para todos ellos, sean boomer, gen X, millennial o gen Z, el navegador sigue siendo la puerta de entrada a la red.

Al fin y al cabo, trabajamos, estudiamos y nos entretenemos dentro de una maraña interminable de pestañas abiertas. Y si el navegador es ya la plataforma central de nuestra actividad digital, no sorprende que tanto OpenAI como Perplexity vean en él la próxima gran frontera. La diferencia está en quién logrará convertirlo en algo más que una herramienta de acceso, sino en un ecosistema tan natural, rápido e inteligente como es el cerebro humano.

Imagina que mañana el Real Oviedo, recién ascendido a primera, anuncia que quiere fichar a Lamine Yamal. Sonaría a bulo de verano, ¿verdad? Ahora imagina que, además, el Oviedo lanza un comunicado asegurando que su nuevo fichaje, el marfileño Eric Bailly, es mejor que Mbappé. ¿Te lo creerías? Algo parecido es lo que está haciendo una de las startups calientes de la IA, la californiana Perplexity. Primero anunció su intención de comprar a Google una de sus joyas, el navegador Chrome, y luego lanzó el suyo propio, Comet, un browser trufado de IA que, según Perplexity, es el futuro de los navegadores y va a revolucionar cómo usas internet. Me he pasado varios días probando Comet a fondo y, efectivamente, suena a bulo de verano.

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