El bitcoin imitará la historia del oro: Deutsche Bank asegura que formará parte de las reservas de los bancos centrales en 2030

El oro no siempre ha gozado del estatus que tiene ahora. Aunque los bancos centrales llevan tiempo acumulándolo para sus reservas, concibiéndolo como el activo refugio por excelencia, en un pasado no muy lejano, el metal precioso se subestimó. Pero sus propiedades le han acabado convirtiendo en el activo idóneo, lo que ha propiciado sus compras en los últimos 15 años. Los bancos centrales poseen más del 36.300 toneladas del metal precioso, el 20% de la demanda actual. Y, aunque el bitcoin no es atractivo para ellos, también tiene los atributos necesarios para convivir con el oro en sus reservas. Este escenario es el que concibe Deutsche Bank en un análisis publicado esta semana, en el que pronostica que el activo digital formará parte de las reservas de estos organismos en 2030.

El oro se usó durante años para fijar el precio de las divisas (una onza equivalía a un cierto número de dólares o de libras), fue la referencia internacional y los bancos centrales acumulaban lingotes. El metal precioso fue el centro del sistema monetario entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, hasta que el presidente estadounidense Richard Nixon acabó definitivamente con el patrón oro en 1971.

En ese contexto, a finales del siglo XX, los bancos centrales emprendieron ventas masivas de dicha materia prima. Muchas autoridades rechazaron entonces el oro debido a su alta volatilidad y empezaron a acumular divisas extranjeras, ya que ese era el sistema internacional moderno y el patrón oro era el régimen antiguo. Desde 1980 a 2001, el precio del oro se desplomó un 61%, según los datos de Deutsche Bank.

La funcionalidad, el estatus y la adopción del oro han ido cambiando a lo largo de la historia. La crisis de 2008 fue un punto de inflexión y desencadenó esa búsqueda de seguridad, pero no fue hasta 2010 cuando los bancos centrales se convirtieron en compradores netos del metal amarillo. Esta tendencia se extiende hasta el día de hoy. Por eso, ha sido en los últimos 15 años cuando los bancos centrales han vuelto a apostar por el oro como reserva, aunque el activo haya sufrido vaivenes y no siempre haya actuado como refugio (por ejemplo, en 2021).

No es casualidad que los bancos centrales hayan vuelto a apostar por la materia prima en los últimos años. La desdolarización ha generado una rotación hacia el oro. Un ejemplo está en Rusia o China, antagonistas de Estados Unidos, y el quinto y sexto país con más reservas del metal, según el mismo informe. El país de Putin lleva sin comprar oro desde 2022 y aún así sigue siendo uno de los grandes tenedores. En 2018 decidió vender una gran cantidad de bonos americanos para adquirir la materia prima.

Más recientemente, los argumentos a favor del oro persisten: la incertidumbre geopolítica, la indisciplina fiscal, la inestabilidad que pueden generar los aranceles y la puesta en duda de la independencia de la Reserva Federal (Fed). “Hoy en día, el oro es reconocido universalmente por su escasez, su liquidez y por que no tiene riesgo de contrapartida”, resume la misma entidad.

Deutsche Bank cree que esta historia, la del oro, se repetirá con el bitcoin. El estatus del activo digital también está cambiando y se acabará imponinedo. La cripto de Satoshi Nakamoto, aunque plantea un sistema financiero descentralizado, se usó en sus primeros años en la dark web para mover fondos de forma anónima. El bitcoin también ha sido víctima de hackeos, diana de estafas y ha sufrido varios escándalos, como el colapso de Mt Gox en 2014 o el de FTX en 2022. Tampoco ha estado exento de volatilidad y riesgos.

El bitcoin madura

Pero poco a poco, las criptomonedas han madurado. Hay una mayor regulación en todo el mundo, menos volatilidad, mejores condiciones en el mercado (más profundidad y liquidez), empresas con trayectoria y una red descentralizada robusta. Cuando los riesgos del bitcoin han ido mermando, sus propiedades han empezado a brillar. Y su línea cronológica ha ido sumando hitos. Desde el primer fondo cotizado de Grayscale a la aprobación de los ETFs en Estados Unidos o a la creación de una Reserva Estratégica por parte de Estados Unidos.

“Al bitcoin siempre se le ha considerado como el ‘oro digital’ porque ambos activos son escasos y perdurables, actuando como baluarte contra la inflación y la volatilidad del mercado”, apuntan desde Deutsche Bank.

La entidad cree que el criptoactivo tiene algunas propiedades que harán que forme parte de las reservas de los bancos centrales. Por ejemplo, su suministro limitado de 21 millones de unidades, que le otorga un carácter deflacionario. El bitcoin no pierde valor con el tiempo porque su oferta está programada, y no se puede crear más, al contrario que el dinero fiat, que pierde valor con la inflación.

Otra de las ventajas de Bitcoin es la descentralización, ya que es una red digital que mantienen miles de personas por todo el mundo. Ni los gobiernos, ni las autoridades pueden controlar el bitcoin. Además, es un activo líquido y accesible. “Almacenar 0,001 BTC cuesta lo mismo que guardar 10 millones de BTC. El Banco de Inglaterra (BoE) cobra 3,5 peniques por cada noche que custodia los lingotes de los bancos centrales extranjeros”, destaca el informe.

Muchas instituciones ya están respaldando y dando legitimidad al bitcoin, desde El Salvador a Estados Unidos o Bután. Este país asiático presenta uno de los casos de uso más beneficiosos. Lleva tiempo minando su propias criptomonedas y se ha hecho con miles de bitcoins, gracias a que cuenta con recursos energéticos de sobra para esta actividad. Aprovechando los máximos de la cripto, vendió algunos de sus tokens para hacer caja, 59 millones de dólares.

El bitcoin ya se está incorporando como reserva alternativa y en algunas reservas privadas. Además, Estados Unidos está trabajando en su Reserva Estratégica de Bitcoin, lo que puede animar a más países a seguir sus pasos. Por eso, Deutsche Bank cree que es cuestión de tiempo que el activo entre oficialmente en las reservas de los bancos centrales. Según su pronóstico, esto pasará en 2030.

“Parece que la historia se repite. Como Bitcoin, el oro fue en su día objeto de escepticismo y fuente de especulación. Como Bitcoin, el oro ha sufrido episodios de volatilidad; su rendimiento se ha visto marcado a menudo por los más mínimos cambios en la percepción del público. Creemos que la adopción va a continuar de la mano de los avances regulatorios, el contexto macroeconómico y, sobre todo, el tiempo permitirá a las personas adoptar el bitcoin como reserva de valor”, zanja la entidad.

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