¿Te ha pasado sentir que no puedes dejar de darle vueltas a lo mismo una y otra vez, sin encontrar ninguna solución? A veces nuestra mente parece tener vida propia, enganchándonos en un ciclo de rumiación que nos impide descansar. Alejandro Martínez, psiquiatra, reflexiona sobre esto y ofrece una mirada clara sobre por qué el sobrepensamiento no solo no ayuda, sino que puede empeorar nuestra situación.
“Sobrepensar no te protege del dolor. En el mejor de los casos, hace que sufras dos veces, una en tu cabeza y otra en la realidad”. Así de directo es Martínez. Pensar una y otra vez sobre algo que nos duele o que no entendemos parece lógico. Creemos que, si le damos vueltas al tema, encontraremos la manera de evitar el dolor o de solucionarlo. Pero, en realidad, solo nos estamos haciendo más daño. El sobrepensamiento nos mantiene atrapados en un lugar donde no hay avances y donde ni siquiera estamos enfrentando realmente lo que nos duele.
Si hoy te descubres atrapado en tu mente, recuerda esto: el presente es más grande que cualquier pensamiento
Alejandro MartínezPsiquiatra

El sobrepensamiento nos mantiene atrapados en un lugar donde no hay avances
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“Y es que no puedes controlarlo todo. Nunca nadie te lo ha pedido”. A veces, intentamos controlar hasta lo incontrolable, y eso nos hace sentir como si estuviéramos fallando. Pero, como nos recuerda Martínez, nunca se nos pidió tener todo bajo control. Aceptar lo incierto y lo inesperado puede ser liberador, aunque nos cueste. “Al final, darle vueltas a todo es como estar en una mecedora. Tú te crees que estás avanzando y estás haciendo un trabajo tremendo, pero no te has movido ni un centímetro”.
Muchas veces te quedas dando vueltas y más vueltas en tu cabeza, pero al final no avanzas en nada. Crees que estás logrando algo, pero en realidad solo estás gastando energía sin moverte. Mientras tanto, la vida sigue corriendo a tu alrededor. Y eso suele ser lo que más duele: perderse lo que está afuera, como una tarde con amigos, la sonrisa de un ser querido o una mañana tranquila.
Lo que pocas veces recordamos es que los pensamientos no son hechos. Son como nubes que atraviesan el cielo: aparecen, se transforman y, si no te aferras a ellas, terminan por disiparse
Alejandro MartínezPsiquiatra
“La mente, cuando entra en ese bucle, se parece a un hámster corriendo dentro de su rueda: gasta energía, se agota, pero nunca avanza. Lo curioso es que creemos que pensar más nos dará control, que repasando cada detalle evitaremos el dolor o encontraremos soluciones. Sin embargo, lo único que encontramos al final es cansancio, ansiedad y la sensación de estar atrapados en nosotros mismos”.
Y es que la gran trampa del sorbrepensamiento es creer que encontraremos una solución, cuando en realidad solo nos agotamos, nos llenamos de ansiedad y, al final, seguimos en el mismo lugar sin haber avanzado. “Es como revivir una película una y otra vez. Mientras tanto, la vida sigue pasando afuera: las risas de los tuyos, la calma de una tarde cualquiera, ese instante de paz que se te escapa por mirar demasiado hacia adentro. Lo que pocas veces recordamos es que los pensamientos no son hechos. Son como nubes que atraviesan el cielo: aparecen, se transforman y, si no te aferras a ellas, terminan por disiparse”.
Sobrepensar es como revivir una película una y otra vez esperando un final distinto. Y mientras tanto, la vida sigue pasando afuera
Alejandro MartínezPsiquiatra
Como explica el psiquiatra, la clave o salida no está en pensar más, sino en permitir pensar menos. “En darte permiso para soltar, para respirar, para dejar que algunas preguntas se queden sin respuesta por ahora. Porque la vida no necesita ser resuelta como un problema matemático; necesita ser vivida, paso a paso, instante a instante”, apunta. Y es que no todo tiene que tener una solución inmediata.

Ilustración del sobrepensamiento
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En resumen, el consejo de Martínez se basa en intentar desconectar de la mente y reconectar con lo real. “Si hoy te descubres atrapado en tu mente, recuerda esto: el presente es más grande que cualquier pensamiento. Sal a caminar, siente el aire en tu piel, escucha a alguien que quieres. Ese es el único lugar en el que la rumiación se detiene: en la vida real que sigue latiendo, siempre, más allá de tu cabeza”.
Puede parecer un recordatorio simple, pero su intención es profunda: invitarnos a comprender que el presente es mucho más grande que cualquier pensamiento que nos atrape. Salir de nuestra cabeza y conectar con el momento es la única manera de liberarnos de ese ciclo interminable. Sobrepensar no solo no aporta soluciones, sino que nos roba tiempo y energía que podríamos dedicar a disfrutar la vida. Como nos recuerda Alejandro Martínez, la clave está en permitirnos pensar menos, respirar más y vivir plenamente en el aquí y ahora.
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