Un juego de volúmenes creado a partir de contenedores marítimos reciclados. Así se presenta a la vista el nuevo edificio de la incubadora de Economía Azul de la Zona Franca de Cádiz, Incubazul, que podrá dar cabida a más de una veintena de empresas embrionarias en su proceso de creación y crecimiento. Las instalaciones modulares, inauguradas el pasado viernes, combinan entre su planta baja y los tres pisos superiores espacios interiores y superficie al aire libre.
El rojo y blanco del exterior se repiten una vez se accede al edificio, colores a los que se añade el amarillo y el azul y que dan luminosidad a un espacio ya de por sí resplandeciente por la luz natural que tiene gracias a su concepto abierto, sin que los ángulos y las sombras que puedan crearse tergiverse la sensación de amplitud, que también se mantienen en el interior de los 65 contenedores marítimos que conforman el conjunto. “Juegan con el diseño, la iluminación y las maderas”, precisa el delegado espacial de Zona Franca, Fran González, mientras dirige el recorrido por las instalaciones antes del estreno oficial. También ayuda el uso de puertas y paredes acristaladas.
Desde la zona de distribución de la entrada –abierta– se accede a la recepción, también a una sala de formación. En esa misma planta baja hay un auditorio, para los eventos y otras actividades que pueda acoger la edificación; y un “punto de convivencia”. Es una espacio central, dotado de cafetería, desde el que pueden verse los pisos superiores, las distintas terrazas y la forma en que se han superpuesto los contenedores, con partes en voladizo, sin pilares. El estudio Carquero Arquitectura se ha encargado del diseño.
Un espacio de coworking para reuniones de trabajo y para fomentar la sinergias entre las empresas y un laboratorio –dotado de una impresora 3D o de tecnología de realidad virtual, incluso de tomas de agua para las piletas que necesita una iniciativa vinculadas a las algas– completan, junto a otros servicios, la planta baja.
En el primer y segundo piso predominan los espacios para las startup que recibirán el asesoramiento en este nuevo edificio de Incubazul. Son módulos de uno o dos contenedores, para una o dos empresas. Las salas se conforman con la unión de varias de estas cajas de carga que tienen con esta propuesta una segunda vida. Un edificio ideado desde la economía circular, sostenible también con sus paneles solares y recogidas de agua de lluvia.
En la tercera planta una zona se ha reservado a módulos habitacionales, estancias con cocina, cuarto de baño y dormitorio que puedan ofrecerse con opción a startup, profesores o expertos visitantes. Cuenta también con oficinas para los trabajadores de la incubadora.
“No tiene nada que envidiarle a los espacio de este tipo del norte de Europa”, decía el viernes uno de los visitantes. “Gracias”, respondía el delegado de Zona Franca.
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