China exhibe ya su propio sistema de microondas de alta potencia, conocido como Hurricane, lo que sitúa la carrera tecnológica en un terreno de gran competencia. Ese movimiento despertó la respuesta estadounidense, que aceleró proyectos en curso y volcó recursos hacia prototipos capaces de neutralizar enjambres de drones.
La urgencia de ese impulso se tradujo en contratos millonarios y pruebas en distintos escenarios, con el Pentágono decidido a no permitir que Pekín lleve ventaja. El último ejemplo de esa determinación se vio en Indiana, donde un contratista militar presentó ante mandos norteamericanos y representantes de países aliados el sistema Leonidas.
La ingeniería del sistema permite dirigir ondas en milisegundos y tumbar drones en pleno vuelo
La demostración en el campamento Atterbury se prolongó dos horas, con una parte final que concentró la atención de la audiencia militar. La compañía Epirus activó su arma de microondas y consiguió derribar de forma simultánea 49 drones, en una acción que mostró la capacidad de este equipo para neutralizar ataques masivos.
Según recogió Axios, el consejero delegado de la firma, Andy Lowery, explicó que su propuesta no se limita al uso en conflictos armados y que también tendría aplicación en puertos, aeropuertos y estadios.
El diseño del Leonidas se basa en una estructura metálica del tamaño de una puerta de garaje instalada sobre un remolque, con decenas de amplificadores fabricados en nitruro de galio que soportan temperaturas extremas y altas tensiones.

El avance del sistema Hurricane en Pekín empujó al Pentágono a invertir con urgencia en proyectos que buscan frenar enjambres de drones
Epirus
El software gestiona la orientación de la energía y permite dirigirla en cuestión de milisegundos hacia un blanco o extenderla en un arco amplio de unos 60 grados. Los ensayos realizados en las instalaciones de Torrance, en California, mostraron cómo las ondas entran en los circuitos de los drones hasta provocar la caída de los aparatos. Tal y como señaló el ingeniero Tyler Miller en declaraciones a MIT Tech Review, “a veces, si giramos el dron 90 grados, es otro motor el que se apaga primero”.
El Ejército de Estados Unidos cerró en 2023 un contrato con Epirus por 66 millones de dólares, ampliado meses después con otros 17 millones. El objetivo es evaluar la viabilidad del sistema en maniobras reales, como ya ocurrió en Filipinas en un ejercicio de fuego real. Los altos mandos reconocen el potencial del arma, aunque insisten en que todavía debe integrarse en cadenas de defensa más complejas que incluyan sensores y sistemas cinéticos.
La Marina también se sumó a esta apuesta mediante el desarrollo del sistema ExDECS, concebido para operaciones expedicionarias. Ese prototipo se entregó al Centro de Guerra Naval de Superficie Dahlgren, en Virginia, para comprobar su respuesta frente a drones aéreos y embarcaciones no tripuladas cargadas de explosivos. Las primeras pruebas en puerto mostraron que los microondas lograron desactivar motores fueraborda de lanchas no tripuladas similares a las que los hutíes lanzan en el mar Rojo.
La proliferación de drones en guerras recientes obliga a buscar defensas más rápidas y sostenibles
El contexto global explica la prisa. En Ucrania, los drones se han convertido en herramienta de ataque y defensa, con aeronaves pequeñas capaces de lanzar explosivos sobre trincheras o de guiar operaciones en la retaguardia.En Oriente Medio, tanto los hutíes como Irán han usado drones para atacar buques mercantes o bases estadounidenses.
Esa proliferación multiplica el riesgo de que enjambres coordinados superen en pocas horas la capacidad de reacción de defensas costosas y limitadas como los misiles o los láseres.

El Ejército y la Marina financian proyectos para integrar estas armas en ejercicios reales y comprobar si son efectivas
Epirus
Los directivos de Epirus defienden que la ventaja de Leonidas radica en que no se agota como una batería de cohetes, ya que mientras tenga suministro eléctrico puede seguir lanzando ondas. Esa capacidad de “uno contra muchos”, en palabras de Lowery, ha sido una de las ideas centrales con las que la compañía ha intentado seducir a los militares y a posibles socios industriales.
Epirus prepara versiones más pequeñas de Leonidas para blindados, drones y ciudades enteras
El futuro inmediato apunta a una miniaturización del sistema. Epirus trabaja en versiones más compactas que puedan montarse en vehículos blindados Stryker o incluso en drones de mayor tamaño. También se estudia la posibilidad de instalaciones fijas capaces de proteger áreas urbanas enteras con barreras de energía.
El propio Lowery recurrió a una referencia mitológica para expresar la ambición del proyecto al afirmar que los drones “son como Ícaro, con sus alas de cera”, y remató con una frase que buscaba marcar el carácter de su arma: “Construimos un fundidor de alas de cera espectacular”.
Estados Unidos afronta así un pulso estratégico en el que la tecnología de microondas se perfila como una pieza esencial para mantener la supremacía frente a rivales que ya despliegan avances similares. Y en ese terreno, la consigna de no quedarse atrás parece estar guiando cada paso del Pentágono y de sus contratistas.
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